¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?
La respuesta es sencilla: ¡No!
El problema es el complemento y justificación de la respuesta.
Considero para empezar que el aprendizaje no es Trivial, hemos descubierto que es complejo en toda su estructura, por los elementos que la componen, por el contexto en que se desarrolla, por los participantes, por lo variable de la época.
Así que cuando hablamos de observar y medir el aprendizaje, estamos haciendo referencia a que también el proceso es complejo, son muchas las variables que se tienen que tomar en cuenta para poder considerar si un contenido, una competencia se logro obtener al terminar un periodo o tiempo en el cual se esperaba lograrlo.
Si lo que se busca es “evaluar” las competencias que desarrolla un estudiante, entonces unas simples preguntas no darán idea si ha logrado las competencias que se buscaban en los programas de estudios.
Por lo tanto, el evaluar competencias permite que nos demos cuenta si el alumno tiene el conocimiento de un tema, pero sobre todo si ha desarrollado las habilidades, destrezas, etc. Para explicarlo, compartirlo, analizarlo, investigarlo, etc.
Para poder desarrollar contenidos temáticos, se debe considerar los intereses del alumno, su contexto histórico, sus habilidades, sus capacidades, etc. De tal manera que el alumno pueda asumir un papel activo en el desarrollo de las actividades que le darán posibilidades de lograr su desarrollo integro tanto en el área escolar, como en la laboral.
Debemos tener presente que la escuela es una extensión de la vida cotidiana del alumno, por lo cual no debe presentarse como algo distinto o impractico la forma de abordar los temas y evaluarlos.